“Seis días antes de la
Pascua, Jesús fue a Betania.
María trajo como medio
litro de un aceite perfumado de nardo
y ungió con él los
pies del Señor”
(Jn 12, 1.3)
Somos
Iglesia Joven. Somos Pastorales de la Juventud. Somos el Pueblo de Dios. Somos
seguidores(as) de Jesús. Y como Pueblo de Dios estamos a camino. Estamos a
camino siguiendo a Jesús. Estamos a camino, asumiendo la vida de la juventud en
la perspectiva del discipulado y de la misión. Estamos a camino en el compromiso
con la vida de la juventud. Estamos a camino en el deseo de revitalizar y
fortalecer la acción eclesial/pastoral con los(as) jóvenes.
Desde
el suelo de nuestra Patria Grande – América Latina, seguimos en la fidelidad al
proyecto de Jesús y a los(as) jóvenes. Este caminar rumbo al Horizonte ya
recorrió un largo camino a través de muchos años en los cuales la Pastoral de
la Juventud sirvió y sirve a los(as) jóvenes. Este caminar tiene marcas
profundas en nuestra Latinoamérica y en la vida de la juventud. Este camino que
busca construir en el aquí y ahora la Civilización del Amor, en los últimos
años nos llevó a optar para ir a Jerusalén con Jesús y con los(as) jóvenes.
Junto con Él seguimos decididamente hacia Jerusalén.
El
camino para Jerusalén, en fidelidad a la voluntad del Padre, es un largo
camino. Camino de discipulado y misión. Camino de servicio, escucha y
discernimiento. Camino de compromiso y Causa. Camino de aprendizajes y de
donación. Por eso, con los(as) jóvenes y con Jesús salimos de Emaús, pasamos
por Belén, residimos en Nazaret y ahora llegamos a Betania.
Betania,
casas de los pobres. Casa de los(as) amigos(as). Casa de la escucha. Casa del
silencio, del llanto, del dolor. Casa del compartir. Casa del cuidado. Casa de
humanidad. Casa de resurrección. Casa del dar la vida, del rescatar la vida.
Casa de ir al encuentro. Casa del amor y de la donación. Casa de la unción y
del envió. Casa del cultivo y del alimento para la misión. Casa del festejar la
vida. Casa del comer y beber. Casa del desafío. Casa que exhala perfume. Casa
de la valentía y la profecía. Casa que nos inquieta y desafía. Casa del
enfrentar el mal olor y la podredumbre en el compromiso con la vida. Casa…
Betania
es la casa que nos acoge y recibe. Es la casa que nos envía. Es la casa que
queremos habitar con Jesús y con los(as) jóvenes en este camino del compromiso
con el Reino, rumbo a Jerusalén. Casa donde nos encontramos con el Señor y con
los(as) jóvenes en este año 2013. Casa que nos envía, fortalece en el amor y en
el servicio a la juventud.
Casa
que no acoge en este tiempo. Casa que nos fortalece y nos provoca a fortalecer
la opción preferencial por los(as) jóvenes, por los pobres. Casa que nos motiva
e inspira en este año de la Campaña de la Fraternidad sobre la juventud. Casa
que nos provoca y nos alimenta en este año de la Jornada Mundial de la
Juventud. Casa que nos fortalece y nos envía en el amor y en el servicio a
los(as) jóvenes de nuestro Continente.
Queremos
reflexionar, pensar y rezar sobre esa Casa, esas Casas… sobre Betania. Al
inicio de este camino somos provocados por la realidad que nos interpela. La
CAJU, la Casa de la Juventud Padre Burnier, Instituto de formación,
investigación y asesoría en Juventud, que durante 29 años prestó un gran
servicio a la juventud y a la Pastoral de la Juventud, cerró. De los 28 cursos
y servicios prestados, este año funcionaran solamente 5. Es una Betania que se cierra
para muchos jóvenes. Es una Betania que marcó nuestras vidas y la vida de
millares de jóvenes y asesores(as) que por allí pasaron o tuvieron contacto a
través de muchos materiales, folletos, formaciones, servicios y asesorías.
Estamos unidos(as) a todos(as) los(as) que construyeron la historia de esa
Casa, de esa Betania. Y con ellos(as) seguimos firmes en el compromiso con la
vida de la juventud.
De
la misma forma, este año comenzó con una triste fatalidad. Más de 230 jóvenes murieron
y otras centenas quedaron heridos(as) en un incendio en la discoteca Kiss, en
Santa María/RS. Muchas vidas cortadas. Muchos
sueños, proyectos de vida, deseos y vidas interrumpidas abruptamente. La
Pastoral de la Juventud escribió una nota, la cual la hacemos nuestra también, dice
así: “Delante de la muerte no nos podemos
callar. No podemos aceptar que la muerte tenga la última palabra. Aprendemos a
tener esta postura por medio del seguimiento de Jesucristo, el joven de
Nazaret. Que la memoria de estos(as) jóvenes fallecidos(as) y heridos(as) nos
comprometa siempre más con la vida de la juventud, en especial con los(as) que
más sufren y están al margen de la sociedad. Gastemos nuestras vidas en el
cuidado, en el servicio y en el amor incondicional a la juventud. En la Pascua de
Cristo tenemos la certeza que la muerte no tiene la última palabra, por eso, a
pesar del dolor y de la tristeza, sigamos juntos(as) en el compromiso con la
vida de la juventud”. Que este año de Betania, que comienza con esta triste
fatalidad, nos comprometa siempre más con la vida de la juventud. Que podamos,
“a pesar del dolor y de la tristeza, seguir juntos(as), en el compromiso con la
vida de la juventud”.
Estamos
unidos(as) y solidarios(as) con los(as) heridos(as) y con las familias de las
víctimas. Deseamos, siempre más, gastar la vida por la vida de la juventud.
Casa
que quiere acogernos. Casa que acogió a Jesús, a sus amigos(as). Casa que acoge
a los(as) jóvenes de nuestra Patria Grande. Casa que somos invitados a conocer
y compartir en este año.
¿Vamos juntos(as) a vivir Betania, con los(as) jóvenes y con Jesús en la
causa del Reino?
Desde
Betania sintamos el perfume que brota del encuentro con el Maestro y con la
Juventud. Y exhalemos ese perfume de vida y esperanza por todos los lugares…
Autores:
Padre Maicon André Malacarne
Asesor de la PJ en la Diócesis de Erexim
Luis Duarte Vieira
Militante de la PJ y novicio admitido a la
Compañía de Jesús
Traducción:
Katiuska Serafín Nieves sjt
Colaboradora _ CAJUEIRO - Centro de Formação, Assessoria e Pesquis a
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