“En todo den
gracias”
(1 Ts 5,
18a)
“Un corazón
que no cabe en un solo pecho”
(Mario
Quintana)
Caminamos
rumbo a Jerusalén. Caminamos porque nos colocamos en el amor y en el servicio a
la juventud. La causa del Reino del Padre no nos deja quedarnos parados. En
este año, caminamos en Samara, en la Samaria de Jesús y en las “Samarias” de la
juventud. En el camino nos encontramos con un pozo, y en este pozo estamos. Hay
momentos en que es necesario beber agua y agua de vida. En el pozo nos
encontramos con Jesús y con la juventud. Estamos sedientos.
En este mes, somos inundados de gratitud. En la
memoria del texto de Lucas 17, 11 – 19 con el samaritano leproso que es curado
y regresa para agradecer a Jesús, nosotros, Iglesia Joven de Continente nos
colocamos en actitud de agradecimiento. En el camino hasta Jerusalén vamos con
el corazón agradecido. El texto que señala la compasión de Jesús con los 10
leprosos nos provoca también para recuperar los gestos de gratitud. En un
tiempo de consumo, hay un imaginario que “nada se hace de forma gratuita”. No hay
espacio para eso, de ahí que la actitud de agradecer parece que está fuera de
moda. Si no prestamos atención la fe también puede volverse un negocio. La teología
de la retribución fue condenada por Jesús. La idea “yo ofrezco algo para Dios y
quiero en cambio un milagro” es una forma de mercantilizar la fe,
convirtiéndola en pura retribución.
Reconocer
el amor de Dios ya es infinitamente suficiente para que seamos agradecidos.
Solamente uno de los curados, según el relato de Lucas, regresó para agradecer.
A éste Jesús le respondió: “Tu fe te salvó”. El corazón agradecido y la
salvación están íntimamente vinculados. Es necesario un cambio de mirada para
que todos nosotros recuperemos esa actitud.
Ser
agradecido es también saber reconocer las bellezas de la humanidad. Es
necesario sensibilidad. ¡Cuántos atardeceres! ¡Cuántos amaneceres! ¡Cuántas personas! ¡Cuántos cuerpos en movimiento! ¡Cuánta música! ¡Cuánto deporte! ¡Cuánta juventud! ¡Cuánto amor! ¡Cuántas amistades! ¡Cuántos encuentros! ¡Cuántos, cuántos…!
Delante
de eso, ¿qué agradecemos
del camino recorrido en el seguimiento a Jesús y en el servicio a la juventud? ¿Los/as
jóvenes tejiendo vida en grupos? ¿Los/as jóvenes construyendo su protagonismo?
¿Los/as asesores/as gastando su vida en el acompañamiento? ¿Los proyectos de
vida soñados, rezados, vividos y compartidos? ¿Los encuentros? ¿Las asambleas?
¿Las ampliadas? ¿Las marchas? ¿Las peregrinaciones? ¿La cotidianidad de
nuestros grupos? ¿Las eucaristías? ¿Los abrazos? ¿Las vidas que se cruzaron?
¿Las amistades? ¿Los sueños? ¿Las miradas? ¿Los dolores? ¿Los miedos? ¿Las
piedras? ¿Los desafíos? ¿Los amores? ¿Las causas? ¿La memoria? ¿Las opciones
asumidas y encarnadas a lo largo del camino? ¿Lo Divino en la juventud? ¿Las
oraciones? ¿Los materiales producidos? ¿Las construcciones colectivas? ¿Qué más
podemos agradecer? Es necesario recuperar el agradecimiento. ¡Es una cuestión
de felicidad, de salvación!
Ojalá, el camino para Jerusalén
sea siempre recorrido con un corazón muy agradecido por tanto bien y tanta vida
que el Señor, a quien seguimos, nos concede en el servicio a la juventud.
Con los baldes llenos de
gratitud caminamos por Samaria, rumbo a Jerusalén.
Mantra:
“En el camino recorrido agradecemos,
Reconociendo las bellezas de esta vida.
¡‘Fue tu fe que te salvó’!
Con gratitud, bebemos del agua de la vida…”
Autores:
Cladilson
Nardino, estudiante de Ing. Civil, miembro de la
coordinación arquidiocesana de la PJ de Curitiba (Paraná)
Luis Duarte Vieira, Novicio jesuita y militante de la Pastoral de la Juventud
Maicon André Malacarne, Padre, asesor de La Pastoral de la Juventud de la Diócesis de Erexim (Rio Grande do Sul)
Luis Duarte Vieira, Novicio jesuita y militante de la Pastoral de la Juventud
Maicon André Malacarne, Padre, asesor de La Pastoral de la Juventud de la Diócesis de Erexim (Rio Grande do Sul)
Traducción:
Katiuska F. Serafin
Nieves sjt
¡En el borde
del pozo – En Samaria!
“Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo.
Era alrededor del mediodía”
(Jn 4, 6)
¿Usted tiene sed de qué? ¿Usted tiene hambre de qué? ¡La gente quiere la vida… como la vida quiere!
(Titãs – grupo de
música brasileña)
Llegamos
a Samaria. Nosotros, Pastorales de la Juventud – Iglesia Joven del Continente
Latinoamericano, estamos siempre en el camino, porque el seguimiento de Jesús y el servicio a
la juventud no nos dejan parar. Nuestro destino es la donación máxima de la
vida, con Jesús, en Jerusalén. El camino para Jerusalén se va haciendo. Guiados
por la estrella vivimos Belén. Calzando las sandalias del amor, de la donación,
del servicio y del seguimiento andamos por Nazaret. Ungidos por los perfumes de
la juventud abrimos caminos en Betania. Y, de repente, en nuestro camino de
servicio a la juventud en América latina nos deparamos con un pozo. Y al borde
de ese pozo viviremos este año que inicia.
Samaria
estaba aproximadamente a unos 100 km de Jerusalén. Se constituyó en la capital
de Reino del Norte hasta que éste fue destruido, era una región montañosa.
Elaine Neuenfeldt nos ayuda a comprender la disputa que existía, desde hacía
mucho tiempo, entre judíos y samaritanos: “El
conflicto es de origen étnico-religioso, con consecuencias sociales y
políticas. En el Antiguo Testamento, recibimos la información histórica sobre
las causas del conflicto. Las personas samaritanas son el resto de un proceso
de colonización realizado por la dominación asiria, que traía personas de otras
regiones colonizadas y las mezclaba con los habitantes locales. Este proceso
generó reacciones de desprecio y rivalidades entre aquellas personas que se
consideraban ‘legítimos hijos de Israel’ y los que ‘son mezclados’. Podemos
encontrar estos relatos en 2 Reyes 17, 24-31; Eclesiástico 50, 26 y Esdras 4, 2
-9. Esta carga histórica de rivalidad y conflicto está presente en la memoria
de las personas que guardan el relato del encuentro de Jesús con la samaritana
como testimonio de su fe. La afirmación de que Jesús necesita pasar por Samaria
para llegar a su destino desencadena estos recuerdos en la memoria. Repetir lo
que ya es conocido en situaciones conflictivas puede tener la siguiente
función: verbalizar para provocar a reflexión. En este contexto de conflicto,
el encuentro y el diálogo entre Jesús y la samaritana rompen las barreras
étnicas-geográficas. Ella es mujer y samaritana. Su condición de género impide
que converse con un hombre en un lugar público y, especialmente cerca del pozo
(en el imaginario de aquellos grupos, el pozo es un lugar mítico, símbolo de lo
erótico, relacionamiento amoroso – Cf. Génesis 24 y 29; Éxodo 2, 11 – 22). Su
pertenencia a un pueblo resulta siendo un problema para establecer relaciones
de amistad y confianza, de ayuda y solidaridad con alguien del pueblo enemigo”.
Es
un camino lleno de conflictos por naturaleza. En la práctica, acción, en las
palabras de Jesús y de la Samaritana, así como de los samaritanos el Reino
acontece. La frontera entre judíos y samaritanos es rota a través de los
encuentros de Jesús con ella/ellos. Ya, al inicio de este camino para Samaria,
podríamos preguntarnos: ¿cuáles son los conflictos que hemos vivido como jóvenes? ¿En los grupos de jóvenes? ¿Qué encuentros son necesarios para
superar los desencuentros que nos dividen?
En
la Samaria de Jesús y en las “Samarias” de la juventud, al borde del pozo,
recorreremos este camino. Un camino para saborear el misterio de la gratitud;
de pisar, tocar en las “Samarias” de hoy. Cuestionándonos sobre cuál es la postura
y la actitud de vida que asumimos en el servicio a la juventud, en especial con
aquella que está herida al lado de tantos “pozos” en nuestro Continente; camino
para dialogar sobre los/as samaritanos/as de hoy. Un camino para redescubrir
algo que ya sabemos, siempre viejo y siempre nuevo: la compasión. Un camino para
pedir agua a las juventudes y para provocarnos a pensar cuál “agua” hemos
buscado. Un camino de diálogo sobre la espiritualidad juvenil y la espiritualidad
de la Pastoral de la Juventud. Un camino para aprender de nuevo a escuchar,
como camino de acompañamiento que genera autonomía. Un camino de encuentro con
Jesús, al lado del pozo, y en este encuentro ser nosotros mismos cada vez más.
Un camino de asumir nuestras historias de vida. Un camino que iremos
descubriendo en la medida que vamos viviendo.
En
este mes de enero, sentarnos al lado del pozo con las juventudes de nuestro
Continente tiene muchos sabores, marcas, sentimientos, esperanzas y razones/causas.
Con las Comunidades Eclesiales de Base del Brasil celebramos el 13º
Inter-eclesial. Fue un momento para reafirmar la opción por la profecía y la
justicia desde nuestras comunidades. Vivimos con la Pastoral de la Juventud del
Medio Popular (PJMP) el 4º Congreso Nacional, que tuvo como tema “PJMP: tierra
fértil, canto fuerte” y como lema “Sin arriesgar no vivimos la esperanza”. En
este Congreso la PJMP celebró sus 35 años. Vivimos con la Pastoral de la
Juventud Rural (PJR) el 3º Congreso de la Juventud Campesina. Así mismo, con la
Pastoral de la Juventud Estudiantil
(PJE) vivimos el 15º Asamblea Nacional y con la Pastoral de la Juventud
cerramos la celebración de los 40 años con la Ampliada Nacional de la PJ de
Belo Horizonte. ¡Cuánta cosa bonita! ¡Cuántos signos del Reino! ¡Cuántos encuentros superando desencuentros! ¡Iglesia Joven! ¡Los caminos siendo planeados, los
proyectos evaluados, los horizontes siendo cada vez más claros!
Sentarse en el borde de este
pozo, en este mes, también tiene el sabor de gratitud. ¡Sí, de gratitud! Porque nuestro Thiesco, después de tres años de
donación de su vida como secretario nacional de la PJ-Brasil, deja ese
servicio. El camino para Jerusalén sólo puede ser caminado en los pasos de Jesús
con esperanza, ternura y utopía. Y esas tres palabras marcan mucho la vida de
nuestro hermano, pues él las vive y las vivió en este tiempo de servicio. Para
él, en nombre de la Iglesia Joven del Continente, un abrazo bien apretado de
gratitud y amistad por la donación de su vida.
El camino por Samaria
está comenzando. Muchas cosas viviremos juntos/as en este tiempo y en este
camino. Un camino que haremos al lado del pozo, sentados con Jesús y con los/as
jóvenes de nuestro Continente. El arte, el canto, la poesía… son parte de los
elementos que traducen mejor nuestros sentimientos en las Pastorales de la
Juventud. Por eso, a partir de este año, junto con nosotros comienza a caminar
colaborando en esta elaboración el joven catarinense, de Chapecó, que vive en
Curitiba (Paraná): Cladilson Nardino. Cada mes, con su inspiración, cantaremos
mantras. Mantras que estarán inspirados en los textos del camino, para
cantarlos en los grupos, personalmente, en las comunidades… ayudándonos así en
la vivencia y saboreo de Samaria. El mantra siempre será la conclusión de
nuestros textos. ¡Bienvenido hermano!
Con los baldes en la
manos, buscando el agua de la vida de la juventud que nos llena de Dios,
iniciamos ese camino.
Mantra:
“Caminamos de Belén
para Samaria…
al lado de un pozo
lleno de agua y vida
Llenos de esperanza,
ternura y utopía
buscamos en nuestros
baldes, justicia y profecía.
Llenos de esperanza,
ternura y utopía
buscamos en nuestros
baldes, justicia y profecía”.
Autores:
Cladilson
Nardino, estudiante de Ing. Civil, miembro de la
coordinación arquidiocesana de la PJ de Curitiba (Paraná)
Luis Duarte Vieira, Novicio jesuita y militante de la Pastoral de la Juventud
Maicon André Malacarne, Padre, asesor de La Pastoral de la Juventud de la Diócesis de Erexim (Rio Grande do Sul)
Luis Duarte Vieira, Novicio jesuita y militante de la Pastoral de la Juventud
Maicon André Malacarne, Padre, asesor de La Pastoral de la Juventud de la Diócesis de Erexim (Rio Grande do Sul)
Traducción:
Katiuska F.
Serafin Nieves sjt
Nenhum comentário:
Postar um comentário